El estrés y el perro de terapia
Ellos son Vero, Dolo y Joy y antes de empezar a ser perros de terapia se informaron bien de que era el estrés, de sus riesgos, y de cómo combatirlo para disfrutar diariamente de su trabajo. El estrés es un mecanismo de defensa necesario en la vida, y a la vez una respuesta adaptativa que nos hace incrementar el rendimiento y responder a un desafío. Por lo tanto, tener estrés puntual no resulta negativo, pero si puede provocar un desgaste importante si no lo controlamos.
Hay que considerar que sobre todo nuestro compañero y perro de terapia tenga sus necesidades a todos los niveles bien cubiertas para que su nivel de energía sea el correcto y no desencadene su día a día en un estrés prolongado que provoque el sí peligroso distres y a su vez desencadene conductas negativas. No queremos que nuestro inseparable compañero de viaje tenga fatiga, tensión o pérdida del control de las situaciones. Permitámosles entonces y pongamos a su disposición SIEMPRE un buen descanso, satisfaciendo su curiosidad, proporcionando agua y alimentos de calidad, una temperatura adecuada, una seguridad en un entorno confortable, una comunicación oportuna, libertad y como no ese altruismo que ellos nos demuestran.
Para que nuestras intervenciones sean satisfactorias y motivadoras para ellos, tenemos que saber que necesitan, cuidarlos y no permitir que entren en una situación de estrés continua. Nuestros perros de terapia nos ayudan y asisten con nosotros a personas con capacidades diversas, a cambio solo nos piden un bondadoso bienestar emocional y una vida motivadora. Nuestro tiempo dedicado y compartido a su lado será el mayor alivio a los momentos estresantes a las que se tengan que afrontar. Será un aprendizaje constante y compartido.